Versiones 2006

Antología de relatos de las comisiones 58 y 65 del Taller de Expresión Escrita I (cátedra Reale), en la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires, coordinadas por el lic. Santiago Castellano.

Nombre: SC
Ubicación: Argentina

8.11.06

Tan efímero como real



Por fin llegó el día tan esperado. Hace semanas que espero dar el golpe final. Estoy ansioso por rendir la tesis para recibirme de vampiro y cerrarle la boca a aquellas tres mujerzuelas que solo logran fastidiarme. Sara, María y Bárbara han sido mi karma desde que entré al curso en Villa Chica. Ya han pasado ocho años, y en este tiempo he logrado neutralizar algunas de sus trampas hacia mi persona. Ellas cursaban segundo año cuando entré a la carrera. Son trillizas; tres personas iguales, con personalidades exactamente idénticas y realmente agobian. Hablamos de rubias platinadas, con grandes aposentos que se pavonean de un lado hacia otro, más una sonrisa de dientes blancos y afilados dispuestos a dar en el blanco. Ellas ya han conseguido el título hace años; yo también lo tendría si no fuere porque ellas siempre están husmeando y metiendo sus narices donde no les importa. Por si no quedó claro ¡las detesto! Pero esta es mi gran oportunidad, es ahora o nunca, ya que me he enterado de que las tres vulgares señoritas están de viaje por "negocios", según se comenta. Lo dudo. De seguro deben estar internadas en salones de belleza, haciéndose nuevas cirugías que levanten su cola caída, sus pechos torcidos y retoquen sus narices puntiagudas, aunque todos sabemos que es lógicamente imposible. Si bien el ¡oh! Señor todopoderoso barbudo de arriba las ha dotado de inteligencia, no lo ha hecho con la belleza. Eso es justamente lo que viven buscando sin ningún resultado positivo. Pero no quiero seguir aturdiéndolos con esos "intentos" de mujer. Pasemos a lo realmente importante.
Mi tesis será verdaderamente realizada mañana por la mañana y con ella ganaré el respeto de la comunidad vampiro. Tengan en cuenta que ya he pasado los cuarenta y todavía no he conocido el verdadero sabor de la sangre humana, sino que hasta el momento nos es permitido llenarnos con el jugo de las frutillas junto con una esencia x, conocida solamente por las autoridades superiores. Sepan muy bien que toda aquella historia que se rumoreó durante años en la cual los vampiros viven solo de la sangre humana es una patraña si no, no quedaría ser humano vivo. Sin embargo la sangre humana es nuestro platillo favorito o eso se comenta. Realmente nunca pude sentir esa bebida caliente por mi garganta, ya que legalmente la comunidad no me lo permite hasta que me reciba de vampiro. No obstante, a partir de esta noche todo cambiará.
Mi tesis fue producto de un duro trabajo realizado durante meses y he cuidado hasta el más mínimo detalle. La escuela me ha proporcionado los elementos necesarios para llevar acabo mi misión. Es así que he vivido en este castillo varias semanas y he conseguido una dentadura de primera, que espero tener por los siglos de los siglos. Todavía no puedo acostumbrarme a ella, últimamente en el castillo todo está comprobado por los colmillos, ya sea voluntariamente o no. Ya me ha dado más de un dolor de cabeza, a veces prefiero quedarme con mi dentadura vieja. ¡Si! Ya sé que la he robado de la fiesta de quince de mi sobrina y es totalmente de plástico pero no corría ciertos riesgos. Últimamente me quedo pegado a objetos caseros sin ser mi deseo.
En este momento escribo mis memorias porque en horas todo esto quedará como una gran hazaña y quiero guardar hasta el más mínimo detalle de un trabajo finamente realizado. Pero seré ordenado y comenzaré desde el principio. Todo comenzó hace dos meses exactamente, cuando recibí un misterioso llamado.
-Misterioso llamado: ¿Se encontraría el conde Drácula?
Su voz me resultó chillona y apática a través del teléfono. Obviamente asentí, cuando segundos después reparé en que era una conversación telefónica, por lo tanto solo atiné a un "sí" serio y cortado. No sabía lo que podría esperarme del otro lado del habitáculo, sentí algo sospechoso en su voz.
-Voz chillona y apática: Le llamamos del instituto de Villa Chica donde usted está cursando la carrera "quiero dejar de ser un perdedor, maniático y torpe simple para pasar a ser un perdedor, maniático y torpe recibido de vampiro" (léase con rapidez y sin respirar). Ejem...perdón, hubo una interferencia en la línea. Como le decía, llamábamos para informarle que ya tenemos los elementos necesarios para que pueda realizar su tesis y recibirse de vampiro. El castillo se encuentra en Árbol Frondoso al 5500 en la ciudad de Pompeyosa, allí encontrará las instrucciones para su prueba.
Mi alegría fue inmensa, que toda sospecha quedo atrás al escuchar la noticia. Como es lógico me dirigí de inmediato a la dirección que me indicaban. El camino fue largo y tortuoso.
Me llevaron por un camino de tierra, donde pozos era lo que sobraba en el paisaje. Éste estaba rodeado por una gran arboleda, pero luego se hizo más penumbroso. Mis sospechas volvieron a surgir tras el oscuro camino que se avecinaba ante mis ojos: ¿Dónde era que me llevaban? ¿Qué significaba todo esto realmente? Y si todo esto era verdad... ¿Podría dar la prueba y por fin recibirme de vampiro? ¿Podría comenzar a vivir una vida llena de lujos? ¿Podría convertirme en una estrella y dejar de ser un estrellado? ¿Tendría que haber traído protector solar para lograr el bronceado perfecto en mis días de ocio? Una lluvia de dudas coparon mi cabeza, pero las junté a todas y volaron por la ventana de la diligencia, teniendo la mala suerte de dar justo en la nuca del chofer. Es así que tuve que cambiar mi puesto si quería llegar al castillo. Tomé las riendas y mis dudas se elevaron hasta terminar seguramente en algún valle gaseoso. Necesitaba concentrarme si quería terminar con esto, así que no pensé más y solo conduje. Al llegar al castillo (situado en una alta montaña, exactamente al lado de un gimnasio en el cual no dejan de salir alumnas de Luciana Zarañoña en cuanto a estética), me encontré solo. Se trataba de una soledad que me aprisionó en un primer momento pero que luego me sedujo y me hizo sentir majestuoso. ¡Muaj muaj ja ja ja!
A continuación encontré la nota con las instrucciones de mi estadía allí sobre una mesa de madera antigua, en medio del salón principal. Toda la decoración era antiquísima y muy ostentosa, propia del siglo XVIII. El lugar podría describirlo con grandes arañas, una ambientación muy romántica y con detalles en oro de todos los objetos allí situados. Al costado se encontraba una escalera imponente que me llevó al segundo piso con dieciocho habitaciones igualmente decoradas. No había mucha iluminación, todo era bastante penumbroso y solitario. Escalofriante. Por lo tanto, no dudé en buscar unos tapices rosas y floreados que hicieran del castillo un lugar cálido. Era necesario convertirlo en un lugar hippie chick para mi inspiración. Busqué una tela aterciopelada para el teléfono y la computadora; en el baño coloqué unas estrellitas y corazones que le dieron a la habitación un sello de ternura. ¡Ah! Y por último decoré cada rincón con globos y guirnaldas. ¡La ocasión se prestaba para festejar! En ese momento me sentía con la vitalidad justa para trabajar en el asunto. Pero al instante de haber terminado con mi obra maestra recibí un telegrama que apagó mi aura: me obligaron a sacar toda la decoración y dejar al lugar como lo había encontrado cuando llegué. ¡Es que verdaderamente no tiene sensibilidad! Me dije a mí mismo, pero con cierto recelo tuve que obedecer las órdenes si no, todo terminaría allí.
Al día siguiente Facundo Araña, mi víctima, llegaría al castillo. Me comentaron en la carta que se trata de un actor que necesitaba unas semanas de vacaciones. Por lo tanto, había alquilado el castillo para tal ocasión, en el cual yo sería su anfitrión.
Todo estaba ya preparado para su llegada; estaba todo fríamente calculado, cosa que me sorprendió. Facundo Araña fue conducido hasta el castillo por la misma diligencia que me había traído.
Han pasado ya cinco semanas, y durante este tiempo no he hecho más que agasajarlo: fui mucamo, cocinero, mayordomo, jardinero y hasta lo he acompañado al gimnasio. Toda una odisea con esas calzas tan ajustadas, haciendo glúteos durante horas. Sin embargo ¡Cómo me ha tonificado la cola! Perdón, siguiendo con lo que nos incumbe, he sido un verdadero anfitrión y he hecho un trabajo excelente. Durante las noches hemos pasado horas hablando de política, geografía, frivolidades y de la vida en general. Todo paso mío fue dado en busca de ganarme su confianza y de conocer su historia para poder llegar a mi objetivo final sin despertar sospechas. El instituto debe estar orgulloso de mi trabajo, aunque en estas semanas no he recibido ninguna carta. Pero mañana ya tendré mi medalla de honor colgada en la marquesina del hall. Además hay que tener en cuenta los obstáculos que se me han puesto en el camino y con la habilidad con que los he resuelto.
Pero basta de preámbulos y pasemos a la acción. "Vayamos al grano", dijo el pus. En este momento Facundo Araña se encuentra en la biblioteca como todas las noches leyendo aquellas revistas tan interesantes que nos enseñan "cómo regar la amapola en primavera" o "cómo quitarle el diario al caniche y no morir en el intento". En consecuencia me dirijo hacia la habitación, caminando por el oscuro pasillo. Habitación dieciséis: abro la puerta y me encuentro con todo un escenario de luces rojas y gente gritando, bailando al compás de danza con lobos, todo muy confuso. No entiendo bien esa situación pero no quiero desconcentrarme. Sigo mi camino hasta la última habitación del pasillo, la dieciocho: biblioteca. Luego de unos inconvenientes con la manija, abro la puerta y lo veo allí, sentado en un gran sillón, de espaldas hacia mí, frente a la ventana, leyendo "Una blanca palomita" de María Jacinta. Mientras tanto, poco a poco se queda dormido. Ahora observo con cuidado su jugoso y atractivo cuello, siendo éste la puerta de la felicidad anhelada. Imágenes sucesivas se proyectan en mi cabeza sobre el pasado, presente y futuro. Camino hacia su encuentro, cuando resbalo con una cáscara de banana: ¿Qué hace acá? No tiene sentido. Sigo caminando, trato de no distraerme y por suerte Araña no escucha mi caída. Por primera vez utilizaré mi dentadura de primera en un cuello humano. Me siento feliz y totalmente realizado. Me encuentro a unos centímetros de su cuello, mi boca se prepara para el festín. La misma se abre y logra rozar la piel desprotegida de Facundo. Ya estoy al acecho cuando advierto que él mismo se despierta y al instante aparecen tres personas. Las miro. ¡No! ¡No pueden ser ellas! A continuación un fuerte estruendo y risas estrepitosas que repiquetean en mi cerebro. No logro entender lo que sucede ¿Qué hacen ellas aquí? ¿Acaso vienen a molestarme para que no pueda terminar mi carrera? Me hallo inmóvil, toda la conmoción me ha dejado sin aliento. Mi cara de perplejidad es total.
- ¿Todavía no entiendes lo que está sucediendo? Ja ja ja...Sabíamos que eras un poco ingenuo, pero no que llegarías a la idiotez.
Noté un tono irónico en su voz que no me gustó nada.
-Como veo que no puedes emitir sonido, seré tan amable de ponerte al tanto de lo que sucede.
Se refirió a mí la segunda mujerzuela ahí parada, al lado de la puerta. Definitivamente eran Sara, María y Bárbara. Mi karma volvía a hacerse presente esta noche. Ahora veo cómo "mi víctima" se une a ellas con una sonrisa maliciosa que parece llegar hasta sus orejas. Poco a poco voy entendiendo, pero no puedo creerlo o no quiero hacerlo.
María pasa a explicarme toda esta situación con un destello de alegría en su voz que hace aumentar mi conmoción. Resulta ser todo un engaño más de estas despreciables criaturas. ¡Por qué no dejarán de atormentarme! ¡Me siento un incomprendido social! Toda mi sensibilidad se encuentra a flor de piel. Lágrimas brotan de mí, destiñendo mi camisa floreada de Dior. Desde el comienzo he sido una vez más su títere, desde aquel llamado que había encendido mi vida y ahora lo apaga como un mosquitero mata a un mosquito. ¡Oh! Me siento aturdido. Meses de trabajo excelente tirado a la basura. Hasta me sentía orgulloso de mi actuación draconiana; todos los obstáculos había cruzado.
-¿Y por qué crees que habías cruzado todos los obstáculos? Ja ja ja, no me hagas reír Drácula. Es lógico que todos aquellos escombros los hemos puesto nosotras para hacerte más "difícil" la tarea, pero siempre sabiendo que llegarías hasta este momento. Felicítanos por nuestro trabajo, no por el tuyo. ¿Por qué crees que Facundo Araña nunca objetó ni sospechó nada? ¿Por tu trabajo? Ja ja ja, me haces descostillar de risa.
Y mientras las costillas de Bárbara toman un rumbo diferente, esas palabras me llenan de ira y de una furia incontenible; Armándose como no podía ser de otro modo la hecatombe, la debacle total; una seguidilla de peleas sin control que incluye a las tres mujerzuelas, Facundo Araña, ex – alumnos de Villa Chica, un murciélago que se acerca por la ventana pero que es interceptado al cierre de ésta, Terminator, el dinosaurio Barny, toda la comunidad gay de vampiros y quien les narra este pintoresco relato. Son protagonistas del encuentro una patada voladora, la gruya y posiciones del Tai Chi Chuang que aprendió Barny en sus tardes de ocio. Todo termina con una bomba que tira La Señora: ¿Lo digo o no lo digo? Bueno... ¡carajo, mierda! Silencio total. Todos quedan en posiciones comprometedoras, de las cuales poco interesa describir. La luz se prende, (no retengo cuándo fue apagada). Aparece un plasma con una placa de cronología con su canción característica: "A vampiro gay no le permiten terminar su carrera mujerzuelas chistosas. Ampliaremos". Al lado mío se encuentra Rialum, haciendo presencia del escándalo frívolo en lo cual esto se ha convertido; Preguntándoles a las trillizas con qué cirujano se habían atendido e inventando seguramente un romance nuevo. Pero para mí, en medio de esta confusión, ya nada tiene sentido, fui engañado una vez más. Suena el teléfono y corro a su encuentro. De fondo siguen los aturdidores gritos y del otro lado de la comunicación escucho:
-Hola, ¿se encontraría el Conde Drácula?
-Sí, soy yo.
- Muy bien. Lo llamábamos del instituto de Villa Chica, donde usted está cursando la carrera de vampiro, para informarle que ya tenemos los elementos necesarios para que usted pueda realizar la tesis y terminar su carrera.
Lógicamente no le respondí.

María Luz Gianni Bosse
com.58