Versiones 2006

Antología de relatos de las comisiones 58 y 65 del Taller de Expresión Escrita I (cátedra Reale), en la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires, coordinadas por el lic. Santiago Castellano.

Nombre: SC
Ubicación: Argentina

5.11.06

Charlotte.Crónica de un viaje.


7 de marzo

Salí de Nueva York a las 6 am con destino Bogotá. Cuando llegué me dirigí hacia el centro de la ciudad en donde Moyano me había conseguido alojamiento en un importante hospedaje antes de ir a Medellín. El dueño del lugar se aseguró de que haya sido la periodista americana a la que esperaba y me mostró la habitación. Yo no conocía a Moyano y le pregunté al dueño alguna información que evadió, y sólo se atrevió a decirme que se encargaba de alojar y ayudar a periodistas extranjeros que venían a investigar a Colombia. Su esposa me saludó tímidamente y no me dirigió la palabra.
Este viaje para mí era muy especial, estaba de pasante en el diario y mi jefa se encargaba de la sección de política internacional, yo era su asistente y la ayudaba a elegir las notas. Me contó de una investigación que venía haciendo hace mucho pero por falta de tiempo necesitaba alguien de confianza y preparado que la pueda suplantar. Así fue que me eligió para este caso. Se trataba de los conflictos guerrilleros en Colombia, y necesitaba una persona que conociera muy bien la política del diario, y, sobre todo, con bajo perfil, ya que acceder a este tipo de información puede traer complicaciones en ese país.

8 de marzo

Antes de salir del hotel, agradecí la atención al matrimonio. El señor no me despidió tan amablemente como me había recibido, y su esposa, se acercó con miedo y me estrechó la mano. La mujer todavía no me había hablado y cuando estaba por irme me dijo que me cuidara, y empezó a contar una historia de otra persona que había ido al hotel y que no la habían vuelto a ver, que le gustaría que le avisara cuando esté de regreso en mi ciudad; siguió con un sermón de consejos, pero era tarde y el ómnibus estaba por salir. No entendí bien por qué me decía eso, así que sutilmente la interrumpí y partí hacia el encuentro con Moyano.
Yo no sabía nada de él, sólo que me iba a brindar la información que necesitaba para la nota. Se suponía que era una persona importante, que tenía contactos y muchas cosas por revelar. Un amigo suyo ya había colaborado para el diario en la época de la campaña política por el ascenso de Uribe, y ahora él debía ayudarme a mí.

Más tarde...
Llegué a la estación para tomar el ómnibus cuando avisaron que éste se retrasaría. Me senté en el bar y llamé a mi jefa para avisarle que estaba por partir y, mientras tomaba un café, me contaba cómo iba todo por allá. De repente, el mozo, un señor bastante mayor, se acercó y me dijo: -¿Así que usted va a Medellín? Sí, respondí. Bueno, pues no debería, replicó. El mozo fue por detrás del mostrador y volvió poniendo un papel doblado en mi mesa. Anunciaron que el ómnibus estaba por partir, tomé el papel y me fui. Apenas me senté, abrí el papel que resultó ser un mapa de la región. Medellín, la provincia de Arauca y las fronteras con Panamá y Venezuela tenían una cruz roja. Pero no decía nada más. Supuse que me quiso dar una ayuda, ya que mi conversación por teléfono había delatado mi condición de extranjera.

9 de marzo

Llegué a Medellín. Apenas bajé un hombre me recibió y se presentó: Soy Moyano, tú debes ser Charlotte, verdad? Sí, afirme. Nos dirigimos hacia su casa donde me iba a alojar un par de semanas y me indagó por completo sobre mis estudios, mi trabajo, la situación de Estados Unidos, el diario, y más, mucho más. Él, apenas dijo que hacía bastante que no visitaba mi país a pesar de que su trabajo tenía mucho que ver con los Estados Unidos.
Me dijo que para ayudarme yo le debía contar explícitamente qué venía a buscar. Bueno, no lo sabía con exactitud, pero le conté con detalle el objetivo. Así fue que hablé sobre la intervención del gobierno estadounidense en el conflicto permanente que atraviesa Colombia respecto de las guerrillas revolucionarias, los paramilitares y las decisiones que el propio gobierno colombiano aplica para solucionar este problema. Mi diario era bien conservador y la idea era denunciar las estrategias perversas que los revolucionarios llevaban acabo en esa región, y qué mejor que ir hacia allí para averiguarlo.

10 de marzo

Moyano me habló de una persona que él conocía muy bien, que había sido parte de uno de los Frentes de la FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y que él me iba a proporcionar información secreta e “inédita” sobre este grupo, pero que por cuestiones de seguridad debía esperar unos días, hasta concretar un encuentro seguro. Mientras tanto, se encargó de contarme sobre las figuras más importantes, intelectuales y políticos, colombianos y extranjeros que estaban involucrados. Historias de ciudadanos, políticos, periodistas y hasta de amigos suyos.

16 de marzo

Hace unos días que Moyano me satura de información con libros y diarios de los últimos años de este país, para que trabaje en mi investigación. Para mi agrado, me preparó un escritorio para que yo trabaje cómodamente mientras el hace sus cosas fuera de la casa. Por la noche cenamos y me pregunta cómo va mi investigación. Yo venía haciendo una lista con todos los argumentos en contra de la guerrilla, que le comentaba y justificaba a Moyano, buscando su afirmación. Y no sólo que lo hacía, sino que se mostraba igual de reacio que yo antes ese grupo y me ayudaba con más fundamentos.

18 de marzo

Moyano me despertó a la madrugada. Me dijo que tomara mis cosas y que me apurara. Salimos en su auto y le pregunté a dónde me llevaba. Me dijo que íbamos a Arauca porque iba a haber una huelga de hambre, y que debía estar presente. Me aconsejó que ocultara mi identidad y que no me delatara como prensa, porque si no se tiene la certificación necesaria por la policía puede ser que me detuvieran, y porque además, si surge algún problema, no era de mi conveniencia. No necesitaba ir como prensa, lo que yo necesitaba Moyano me lo conseguiría sin correr ese riesgo.
Yo sabía que Arauca era una zona de mucha tensión y que era uno de los puntos claves de los grupos para establecer su dominio, y que unos días allí me servirían para ver y entender lo cotidiano de esta situación. La carretera estaba costeada por hombres de verde que indicaban el límite entre lo seguro y lo riesgoso.
Me dijo que descansara, que el viaje iba a ser arduo y largo y que debía estar preparada porque allí en Arauca iba a conseguir el final de mi nota.

20 de marzo

Recuerdo que me desperté con los ojos vendados. La voz de Moyano me decía que ahora iba a encontrar lo que venía a buscar. Moyano conocía muy bien a la persona que formaba parte del Frente, porque era él. Era uno de los líderes que mediaba entre los guerrilleros de la selva y la milicia urbana, se encargaba de la logística de los secuestros de intelectuales, periodistas, políticos y cualquier estorbo que le impidiera llevar a cabo su estrategia de liberación. Y así fue, mi nota llegó a su final.
Hace un año que estoy secuestrada en el monte.
Vanesa Patrignani
com.65